jueves, 9 de octubre de 2014

Tercer ojo



ESPECIAL: APERTURA DEL TERCER OJO

Sin duda, en la mayor parte de nuestra vida universitaria, hemos pasado por momentos estresantes, ya sea por razones netamente catedráticas o por situaciones personales. Son varios los factores que nos hacen sentir tensos: las tareas, el trabajo, las relaciones sentimentales, la familia, problemas de dinero,  entre muchas otras causas.
Estas sensaciones de cansancio y de irritación hacen que caigamos en depresión o en vicios para tratar de contrarrestar de cierto modo esa presión.
Pero, ¿Cuál es la forma más eficaz para combatir este mal? Al hacer esta pregunta a estudiantes de las distintas carreras de la Universidad de Cuenca, ellos responden con frases simples como: “Yo me relajo fumando”, “Escucho música”, “Con un traguito se arregla todo”, “Salgo con mis amigos(as)”, “Voy a nadar”, “Duermo”, etcétera.
Y es que casi siempre realizamos esas actividades porque no queremos seguir acumulando estrés, pero no notamos que estos métodos de relajación son soluciones temporales, es decir, nos alivian por un momento o unos días, luego caemos nuevamente en la situación inicial.

Son pocos los casos en los que se opta por solucionar los problemas mediante la conexión con nuestro “Yo Interior”, mediante la meditación y el razonamiento. Se trata de encontrar una conexión total con nuestro espíritu, algo que nos permita conocernos, aceptarnos y aconsejarnos, que nos libere y dé sabiduría, que fortalezca el positivismo y nos oriente a plantear bien nuestras metas y la forma en que vamos a conseguirlas sin tener que angustiarnos; se trata de la apertura de nuestro tercer ojo, el ojo especial: el “OJO DEL CORAZÓN”.  

El abrir este tercer ojo significa que vamos a desnudar nuestra alma, a buscar esa paz y tranquilidad, a buscar esa luz que nos hace ver más allá de las formas, ese necesario entendimiento del ser y del entorno que nos rodea.
Tres son los pasos para poder abrir el ojo del corazón:
a)    Primero está el despertar: este factor implica que vamos a salir de los sueños para centrarnos en la realidad, salir del descuido, de la desatención y el olvido para buscar la verdad y comprenderla con otra mirada. Significa que vamos a dejar la somnolencia y el terror  para emprender el viaje en busca de la paz.
b)     El segundo paso es la resolución: en esta etapa, nos comprometemos a abandonar cualquier obstáculo que nos impida conocer la verdad, desprendernos de todo aquello no nos permite conectarnos con nuestro interior.

c)     El tercer momento es la reflexión: esta etapa, que es la más importante, hace referencia a la mirada escudriñadora del corazón dirigida al objetivo buscado, es decir, se trata de “Observar con el corazón”, desnudando las cosas de su momento actual y viéndolas desde otra perspectiva.

¿Cuál es el sentido de abrir el ojo del corazón?
Muchos son los sentidos y significados que se le agregan a esta metáfora. Así, las diferentes religiones han aplicado este concepto para buscar la paz interior mediante la concentración y la posible comunicación con Dios en sus manifestaciones directas con la naturaleza; otros simplemente  han visto esta opción como el encontrar un equilibrio y armonía entre “cuerpo, mente y espíritu”, como la necesidad de estar en contacto con la naturaleza para encontrar la tan ansiada paz interior.

En fin, desde cualquiera de estas perspectivas (dependiendo de la ideología), lo importante es liberar el espíritu, encontrarse a sí mismo, entender que somos y hacia dónde vamos, debilitar nuestras preocupaciones y vivir interactuando con los otros, ver las cosas de modo claro y transparente, recordar que todo tiene sentido y que está en nuestras manos arreglar lo que sea, lo único que necesitamos es pensarlo con calma, abandonar esa mente dormida, despertar los sentidos, liberar las tensiones vanas y mirar con el corazón, la invitación está hecha.


Redacción: Cristina Huachichulca.                   
Twitter: @krikrikri93

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